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Padres que envejecen
El tiempo va pasando y envejecer es un proceso normal. Y es que a medida que nosotros nos hacemos mayores, tenemos que darnos cuenta de que nuestros padres envejecen también.
Nuestros padres van a ir empezando a necesitar poco a poco más ayuda y asistencia. Y nos van a ir surgiendo preguntas como ¿cuál es la dieta ideal para ellos? ¿se toman bien la medicación? ¿cuánta actividad física es la recomendada? ¿son normales los olvidos que tienen? ¿cómo podemos tener la seguridad de que nuestros padres se cuidan bien?
Es recomendable que les vigilemos para saber que se están cuidando bien, se están manteniendo saludables y que pueden seguir manteniendo y disfrutando de su independencia durante mucho tiempo.
Pero, ¿cómo sabremos si necesitan nuestra ayuda si nunca la solicitan? ¿Cuándo debemos intervenir con ayuda? Si nuestros padres experimentan una enfermedad repentina o un accidente, sus necesidades son obvias, y nuestra ayuda queda clara. Pero si las cosas progresan más gradualmente, puede ser difícil medir y saber cuándo debemos intervenir y cuánta asistencia ofrecerles.
A menudo, los padres dudan en pedir ayuda a los hijos, insistiendo en que pueden manejarse para hacer las cosas. Algunas veces los padres simplemente no se dan cuenta de que necesitan ayuda. En estos casos, tenemos que mantenernos atentos a las señales para saber cuándo es hora de involucrarnos más con ellos.
Para saber cuándo intervenimos te damos 7 señales que alertan sobre la vejez de los padres y así saber cuándo tenemos que prestarles nuestra ayuda y de esta manera estén seguros y felices.
1. Dificultad para caminar o subir escaleras. Los padres que tienen problemas para desplazarse podrían correr un mayor riesgo de caerse y sufrir lesiones graves. La movilidad deteriorada también puede hacer que sea difícil cuidarse por completo.
2. Mala higiene personal, ropa sucia, dificultad para afeitarse o ducharse. Las apariencias externas pueden indicar una incapacidad para mantener la rutina diaria de un buen arreglo personal.
3. Cambios en los hábitos alimenticios. La pérdida de apetito y pérdida de peso puede ser un signo de enfermedad. O puede significar que tus padres ya no tienen la energía necesaria para cocinar o no pueden preparar las comidas como antes.
La pérdida de peso podría relacionarse con muchos factores, tales como:
– Dificultad para cocinar.
– Pérdida del sentido del gusto o del olfato.
– Dificultad para hacer las compras o problemas con pagos.
– Afecciones escondidas como malnutrición, demencia, depresión o cáncer.
4. Olvido o confusión acerca de temas familiares. Si bien la pérdida de memoria relacionada con la edad es normal, observemos los patrones de olvido que interfieren con la vida diaria.
Los signos de este tipo de pérdida de memoria pueden ser:
– Hacer las mismas preguntas una y otra vez
– Perderse en lugares conocidos
– No poder seguir instrucciones
– Confundirse con respecto al tiempo, las personas y los lugares
5. Olvidar medicamentos o tomarlos con demasiada frecuencia. Un médico o farmacéutico puede ayudarnos a identificar indicios de que tus padres pueden estar descuidando tomar sus medicamentos o están tomando más dosis de las indicadas. Algunos de sus comportamientos también pueden ser reacciones a medicamentos y pueden requerirse ajustes simples.
6. Depresión, irritabilidad persistente o cambios repentinos de humor. Todos tienen días «inactivos», se ponen malhumorados o se sienten tristes. Pero debes abordar los sentimientos persistentes de tristeza, ansiedad, malhumor o inquietud. Del mismo modo, ten en cuenta si tus padres se retiran o si han perdido interés en las personas, pasatiempos o actividades que alguna vez les brindaron placer.
7. Facturas impagadas. Estos son signos de que tus padres pueden tener dificultades para mantenerse al día con las finanzas personales. Otros incluyen simples errores de contabilidad, como hacer pagos duplicados.
Si has decidido que es hora de ofrecerles más ayuda, habla de tus preocupaciones con tus padres. Hazles saber que te preocupas y que les estas intentando ayudar con apoyo. Les puedes ofrecer sugerencias sobre las mejores formas en la que les puedes brindar tu ayuda, acudiendo horas para ayudarles o con ayuda exterior como puede ser una cuidadora domiciliaria o por horas en casos puntuales.
Si a tus padres les resulta difícil aceptar tu participación o la ayuda externa, tienes que ser paciente y explicarles los beneficios de los cuidadores a domicilio. Es conveniente el intentar hablar con un médico para obtener orientación adicional. También puedes ir a grupos y asociaciones de atención para personas de la tercera edad y así obtener más información de cómo administrar tu situación particular. Con un poco de comprensión, puedes trabajar con tus padres para crear soluciones útiles que beneficien a todos.
Asegúrate de que tus padres entiendan la situación, de esta manera será de gran ayuda para prolongar su calidad de vida. Y te recomendamos leer los siguientes artículos en los que te damos los mejores consejos para mejorar la calidad de vida de nuestros padres mayores y las mejores ideas para mantener a nuestros padres mayores ocupados.