Bajo el lema “Conectando Generaciones”, Adopta Un Abuelo ha conseguido entrelazar a miles de personas mayores y jóvenes en más de 50 ciudades de toda España. Según destaca la misma organización, nacida en 2014, todo comenzó cuando un año antes Alberto, fundador, conoció a Bernardo, viudo y sin descendencia, que le confesó que su mayor deseo era tener un nieto. Alberto le contestó “no te preocupes Bernardo que yo te adopto como abuelo”.
Dos años después de esa primera anécdota, en 2015, se lanzó el primer programa de acompañamiento intergeneracional con 57 voluntarios en Ciudad Real y Madrid. Sin embargo, la cosa no quedó ahí. La demanda de los jóvenes que querían conectar con la persona mayor superó los 10.000 registros en dos meses. “Estamos hablando de un programa intergeneracional de compañía para la tercera edad que nace con el objetivo de que nuestros mayores se sientan escuchados y acompañados y que los voluntarios puedan obtener un aprendizaje continuo en experiencias y valores de sus abuelos”, apunta Alberto Cabanes, fundador de Adopta Un Abuelo.
Esta organización promueve valores como el de rendir tributo a las personas mayores y posicionarlas en el lugar que merecen. “Debo reconocer que al principio tenía muchas ganas de llamar y conocerlo, pero al mismo tiempo mucho miedo, miedo de no encajar con él, de no saber qué decir o de los silencios incómodos. Pero desde el primer día José me cogió el teléfono y me llamo «Silvita» con tono tan característico que consiguió en ese instante que abriese mi corazón de par en par sin preocuparme nada más”, reconoce Silvia Giménez, voluntaria de 31 años.
En este y otros muchos casos el feeling entre la persona mayor y el voluntario es recíproco y es entonces cuando comienza una bonita amistad. “Estoy muy a gusto con el programa que ha creado Adopta Un Abuelo y que siguen creando. Estoy muy satisfecho de compartir esta experiencia ya que me han ayudado a encontrarme mejor. De todo corazón, le agradezco al programa, y en especial a mi querida nieta Silvita, que está siempre pensando en mí. Nos hablamos todas las semanas, compartimos ideas, está pendiente de mí y de mi mujer, me pregunta en qué me pueda ayudar y cómo hacerlo. Siempre nos da fuerzas y me anima mucho. Es, sin duda, una gran ayuda moral la que nos da. Es mi nieta propia”, asiente emocionado José Vicente.
Otro de los objetivos de Adopta Un Abuelo es crear experiencias transformadoras que supongan un punto de inflexión en la vida de las personas. “Mi experiencia está siendo encantadora. Espero el momento del día para poder hablar con mi abuelo, siempre tiene una historia, una anécdota o una foto para compartirme. Me llena de emoción poder conocer lo que ha realizado en su semana o lo que está aprendiendo. Me está aportando una visión diferente de la vida, a entender que todo pasa por una razón, a pensar en el otro y no solo en mí. A disfrutarme cada momento y valorar lo que tengo.”, señala Carolina Paez, voluntaria.
En el credo de Adopta Un Abuelo destaca la pasión por escuchar, aprender y cuidar de las personas mayores, algo que ellos, nuestros mayores, también agradecen y disfrutan. “Las llamadas son extraordinariamente positivas, lo más interesante es el intercambio de inquietudes y sugerencias. Lo que más me gusta de Carolina es su natural vitalidad que te transmite, sin caer en la complacencia hacia una persona mayor, a la que susceptiblemente hay que alegrar”, reconoce Jordi Albert, abuelo de Carolina.
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