Siempre se dice que sin agua no hay vida. Y es cierto, pero no menos cierto es que las personas, al igual que el resto de seres vivos, necesitamos los rayos del sol para vivir. En este punto debemos diferenciar el hecho de que nos dé el sol de manera natural, a cuando tomamos el sol en verano de manera continuada. Con esto último debemos tener más cuidado, ya que es muy beneficioso los rayos del sol en invierno, pero no tanto en verano.
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Por qué es tan importante tomar el sol en invierno
El sol está compuesto por energía, y esa energía alimenta nuestro cuerpo más de lo que podemos llegar a imaginar. En invierno las horas de sol disminuyen, y por eso lo buscamos siempre que podemos. La clave para aprovecharnos de los beneficios de los rayos del sol es saber cuándo y cómo tomarlos, puesto que nos ayudará a estar bien por fuera y por dentro. La clave está en la vitamina D, que después de activarla en el hígado y en el riñón da como resultado una hormona llamada calcitroil. Por eso es única y por eso la hace tan especial. Por norma general, hacen falta entre 600 y 800 unidades de vitamina D al día y el sol es quien nos aporta el 80%-90% de esta vitamina.
En verano, cuando el sol está más cerca de nosotros y por tanto sus rayos son más fuertes, es muy fácil recibir la cantidad diaria necesaria de vitamina D. Realmente, con 10 minutos puede ser suficiente. En invierno, por el contrario, necesitamos estar más tiempo expuestos para que haga efecto en nuestro cuerpo.
Cuándo y cómo tomar el sol en invierno
El ángulo de los rayos del sol tienen mucha incidencia. En las primeras horas de la mañana, parte de los rayos del sol son bloqueados en el momento en el que entran en nuestra atmósfera. La mejor hora para recibir los rayos del sol es al mediodía. Para que nuestro cuerpo pueda crear toda la vitamina D posible, es sol nos tiene que dar sin echarnos crema solar. El mismo consejo sería válido para verano, aunque debemos recordar que en el periodo estival nos bastaría con 10 minutos. Aquí debemos diferenciar el tomar los rayos del sol para producir la vitamina D o para ponernos morenos, ya que para ponernos morenos de manera segura sí que necesitaríamos la crema solar.
La mejor manera para saber cuándo es el mejor momento para tomar el sol en invierno es mirando al suelo. Nos debemos fijar en nuestra propia sombra y ver cuál es su tamaño. Si nuestra sombra es más pequeña que nosotros, entonces nuestro cuerpo está produciendo vitamina D.
Qué beneficios nos aportan los rayos del sol
Los rayos del sol son beneficiosos, pero debemos tener en cuenta que una alta exposición puede ser contraproducente. Por eso os queremos contar los beneficios que nos aportan los rayos del sol cuando los tomamos en su justa medida.
• Estimula nuestras defensas: el sol tiene la capacidad de aumentar nuestro número de linfocitos y glóbulos blancos. Estas células son precisamente las encargadas de defendernos frente a infecciones.
• Aporta beneficios a huesos y dientes: los rayos UV con la que producimos la producir vitamina D mineraliza los huesos, ya que favorece la absorción del fósforo y el calcio en el intestino.
• Favorece el estado de ánimo: los rayos del sol aumentan la producción de la serotonina, un neurotransmisor que se relaciona con nuestro bientestar. Uno de sus beneficios es que interviene en la regulación del sueño, lo que nos ayuda a dormir más y mejor por las noches.
• Favorece la vida sexual: para explicar este punto tenemos que hablar de otra hormona: la testosterona. Al tomar el sol con moderación el cuerpo aumenta el nivel de testosterona en sangre, lo que influye notoriamente en el apetito sexual. Esta es una de las razones por las que solemos tener más relaciones sexuales en verano que en invierno.
• Nos previene del cáncer: por norma general, los países donde se tiene más luz solar tienen una menor incidencia en los casos de cáncer de mama o de colon.
• Reduce la presión en sangre: el sol disminuye los valores de la presión arterial porque aumenta la circulación de la sangre en la piel. ¿Cómo lo hace? Los rayos del sol provocan una vasodilatación de los vasos sanguíneos, que además del aporte mencionado, también depura los tejidos y aumenta el metabolismo.
• Equilibra el colesterol: las personas que disponen de más luz solar tienen menos incidencias de enfermedades cardiovasculares. La luz ultravioleta es necesaria para metabolizar el colesterol, y gracias a los rayos del sol conseguimos que baje el nivel del colesterol y evitar así que se pegue a nuestras arterias.
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