El Alzheimer o la demencia es una enfermedad que poco a poco mina la voluntad de las personas de alrededor. Estas personas también lo pasan mal, de modo que os queremos contar cómo ayudar a un cuidador de una persona con Alzheimer o demencia.
Si un amigo o un familiar está cuidando a alguien con Alzheimer o demencia, es importante ofrecerle toda la ayuda posible. No esperes a que te la pidan. A muchos cuidadores les resulta difícil pedir ayuda a otros, así que actúa y sé específico. Para ser específico puedes hacer sugerencias como ir a hacer la compra, ofrecerte para pasar la tarde con la persona con Alzheimer o incluso para preparar la comida. Ten en cuenta que, incluso con las tareas más simples, puedes liberar al cuidador para que se tome un descanso.
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Los cuidadores tienden a retirarse de sus familiares y amigos pero, como todas las personas, necesitan un contacto regular con el mundo exterior. De ahí que tienes que ser un amigo y un apoyo constante. De nuevo, no esperes a que te pregunten y hazle una visita, llámale o escríbele con mensajes de texto. Por otro lado, al mismo tiempo debes de saber ser un buen oyente. Escucha los temores y preocupaciones del cuidador sin juzgarlo, pues de esta manera le quitarás estrés.
Aprender a escuchar a un cuidador de Alzheimer es
aprender cómo cuidar de él.
Hay una cosa que podemos hacer que es sumamente importante y gratificante. Hablamos de mostrar gratitud hacia el cuidador. Es posible que la persona con Alzheimer no sea capaz de mostrar aprecio al cuidador, por lo que es importante que otros miembros de la familia reconozcan su trabajo y sacrificio. Y recuerda, el cuidado de la enfermedad de Alzheimer es un trabajo de veinticuatro horas.
Si observas los síntomas de la enfermedad de Alzheimer u otra demencia en tu ser querido, no ignores esos cambios. Enterrar tu cabeza en la arena no revierte la situación, y no tratar el Alzheimer puede hacer que la enfermedad progrese más rápido. Al mismo tiempo, intenta aprender todo lo que puedas sobre la enfermedad de Alzheimer.
Habla con tu ser querido sobre lo que quiere en el futuro. Puede ser incómodo discutir estas cosas pero podrás confiar en sus decisiones, sabiendo que estás haciendo lo que él quiere que haga. Estas discusiones deben incluir temas importantes para cuando su enfermedad progrese, como pueden ser las designaciones de poder y las preferencias de testamento vital.
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Cosas para dejar de hacer si eres un cuidador de Alzheimer
Si tu ser querido tiene Alzheimer u otra demencia, conoces de primera mano los desafíos que presenta ser un cuidador. Pero para brindar la mejor atención posible, a veces es bueno reservar un tiempo para detenerse y revisar lo que debes y no debes hacer. Es hora de romper los malos hábitos, ya que pueden ser contraproducentes para tu estado de salud.
Para procurar evitar el estrés del cuidador, te escribimos en un listado las cosas que sería mejor que dejaras de hacer:
Deja de establecer expectativas poco realistas.
Tienes que dejar de esperar que la persona con Alzheimer pueda hacer todo lo que solía hacer. Sé realista con lo que te exiges.
Deja de evitar las preguntas difíciles.
El Alzheimer es una enfermedad progresiva, por lo que tu ser querido irá perdiendo la facultad de entender y responder preguntas complejas. De ahí que sea bueno planear por adelantado la forma de actuar y realizar preguntas fáciles y directas.
Deja de suponer que nadie entiende.
Hay muchas más personas de las que crees en tu misma situación. Si buscas por Internet verás diferentes grupos, asociaciones e incluso foros donde encontrar a personas con las que poder hablar de cómo te sientes. Y, por otra parte, no asumas que tus amigos no pueden entender los desafíos a los que te enfrentas. ¡Dales una oportunidad!
Deja de intentar hacerlo todo solo.
En muchas ocasiones, nos engañamos y nos decimos que podemos cuidar de nuestro ser querido solos. En realidad, se nos olvida que, aunque no tengamos miembros de la familia o amigos para ayudarnos, hay opciones para la atención domiciliaria que puedes considerar. Te hablamos de grupos de apoyo, recursos comunitarios o plataformas de cuidado de personas como familiados.
Olvida si hiciste una promesa para cuidar a tu ser querido o si te resulta embarazoso pedir ayuda. Nadie te obliga a hacerlo solo y, en caso de no solicitar ayuda, al cabo del tiempo no podrás cuidar de la persona por no haberte cuidado primero a ti.
Deja de verte atrapado por la culpa.
Nuestro sentimiento de culpa y sentido de obligación pueden encarcelarnos cuando cuidamos de una persona con Alzheimer. En primer lugar, debes tener en cuenta que el programarte un tiempo de distracción no implica que quieras menos a tu familiar. En caso de desmoronarte podrás ayudar mucho menos, de ahí que necesites mantener de vez en cuando una distancia física, mental y emocional. No solo es aceptable hacer esto, también es sabio.
Deja de asumir que tu ser querido no puede participar en ninguna decisión.
Puede ser fácil olvidarse de consultar con tu padre o tu madre sobre sus ideas o preferencias. A menudo, sin embargo, la persona con demencia aún puede expresar su opinión. Aunque su memoria no sea la mejor, puede ser muy capaz de decirte lo que quiere y lo que no quiere. Puede, por otro lado, ofrecerte su opinión sobre una opción de tratamiento. Por este motivo, y siempre que sea posible, involucra a tu ser querido en las decisiones.
Deja de descuidar tus propios problemas de salud.
Si descuidas tu salud y, finalmente, no puedes ser el cuidador de tu ser querido, no habrás ayudado a nadie. Por consiguiente, si es tu salud la que estás comprometiendo, detente y piensa un minuto. Preocúpate de comer saludable, haz algo de ejercicio y controla tu presión arterial y tu nivel de estrés. Notarás inmediatamente los cambios en tu estado físico y mental.
Deja de descuidar a tu propia familia.
Además de tu ser querido con Alzheimer, tienes una familia que necesita igualmente tu atención. Tus hijos y tu pareja también tienen necesidades, tanto de afecto como emocionales. Intenta dividir tu foco y pide ayuda para poder disponer de más tiempo para los tuyos.
Deja de creer que tu ser querido está eligiendo cómo se comporta o qué olvida.
El Alzheimer o la demencia hace que tu ser querido actúe de una manera diferente, a veces incluso de forma violenta. No debes nunca, no obstante, pensar que se comportan así premeditadamente. Por tanto, tienes que hacer todo lo posible por ver estos problemas como resultado de la enfermedad. Tu ser querido no es quien toma esa elección deliberada, es la enfermedad. Pensar de esta manera te ayudará a sobrellevar más positivamente la demencia de tu ser querido.
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