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Cómo ser madre y no morir en el intento

La maternidad es una época muy bonita, interesante y llena de aventuras. No está exenta de dificultades, pero es una nueva etapa que se abre y que te hace crecer y disfrutar de la vida. No obstante, el cambio de prioridades y falta de tiempo hace que ser madre trabajadora no sea nada fácil. Además del esfuerzo que conlleva es al mismo tiempo una montaña rusa de emociones donde hay que aprender a controlar la alegría, la tristeza, el agotamiento, los cambios y expectativas creadas.

¿Cómo habituarse a la nueva situación familiar con éxito?

No es lo mismo estar embarazada que tener ya a tu bebé en brazos o verlo correr y saltar por todos lados. En el embarazo intuyes los cambios que se avecinan, pero es imposible estar preparada a lo que viene después. Hay situaciones que pueden ser abrumadoras, más si cabe cuando después de la baja por maternidad debes incorporarte al trabajo.

Hay un cambio total en rutinas y prioridades de tu día a día, cambios a los que necesitas un tiempo para adaptarte. Sobre todo desde el punto de vista emocional, ya que tener un hijo no solo agota físicamente, sino que mentalmente también requiere mucha preparación. Al final requiere de tu cuidado las 24 horas del día, con las preocupaciones que eso lleva consigo.

Te damos los siguientes consejos para que te resulte más sencillo (que no fácil) volver a poner en orden tu vida sin que los malos sentimientos te jueguen una mala pasada.

 

La responsabilidad de la crianza no recae solo en ti

Hay momentos en los que la mujer toma demasiada responsabilidad en el cuidado de los hijos. Hay un instinto que hace que creamos que nadie mejor que nosotras para cuidar de nuestros hijos, y a veces nos olvidamos de delegar las tareas. Y, al hacer esto, la conciliación se vuelve imposible.

Tu pareja es capaz e igual de competente para cuidar de los hijos. ¿Por qué no confías en él y le vas asignando tareas poco a poco hasta que encontráis el equilibrio? De esta forma las dos partes os podréis involucrar en el cuidado y la crianza.

 

Consejos sí, pero sin faltar al respeto

Tomar consejos de otras madres que han pasado por tu misma situación es muy enriquecedor. No obstante, hay veces que esas otras mujeres creen saber más de tu hijo que tú, opinando sobre lo que haces mal. Debes aprender a lidiar con estas situaciones, tener paciencia y por encima de todo no perder la confianza. Nadie va a saber más sobre lo que necesita tu hijo que tú, y menos otras madres que apenas acaban de conocerlo.

 

Las comparaciones no son buenas

La maternidad es una etapa difícil de la vida en la que todo cambia. Habrá momentos en los que sientas que no puedes con todo, abrazándote a sentimientos dañinos que lo único que pueden hacer es hacerte caer en una espiral de culpabilidad. Si miras a otras madres puedes caer en la tentación de pensar que son mejores madres que tú, que lo hacen todo bien o que son completamente felices. Nada más lejos de la realidad, de hecho ellas cuando te miren quizá estén pensando exactamente lo mismo sobre ti.

Si quieres un consejo saludable para ti, debes aprender a sentirte orgullosa. De lo que se trata es de dar lo mejor de ti, y eso ya lo haces con creces. La maternidad no es una competición, no hay ninguna línea de meta a la que hay que llegar primera. Si eres positiva, además, dejarás de compararte con otras mujeres.

 

Saca algo de tiempo para ti

El autocuidado es algo de lo que no se habla mucho, pero es tan sumamente importante que debes sacar tiempo para ti. Mejorará tu salud, tu estado de ánimo, tus creencias y, además, por el camino querrás todavía más a tus hijos cuando estés con ellos. Una madre feliz siempre va a criar mejor a sus hijos y va a tener más paciencia.

 

Hay muchas formas diferentes de ser la mejor de las madres

Si algo queda claro en la maternidad es que debes saber disfrutarla. Debes saber reír, no sentir culpabilidad si te equivocas y liberar toda la presión que oprime tu pecho. La maternidad, al igual que la vida, está repleta de inseguridades, dudas y malos días. Es importante entender esto para comprender que muchas veces vale más compartir un helado con tu hijo que organizar por entero su día y por el camino quedarte sin tiempo para dedicárselo.

 

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