Ser cuidador no es algo sencillo, puesto que asumir ese rol conlleva grandes responsabilidades e implicaciones. Hacerte cargo de otra persona para garantizar su bienestar puede modificar tu vida. De ahí que queramos compartir contigo el decálogo del cuidador.
Por norma general, las tareas del cuidado se reparte entre los familiares, especialmente en la pareja. Al mismo tiempo, el mayor peso del cuidado recae en las mujeres, quienes realizan las funciones de cuidador principal con mayor asiduidad. Más allá del cuidador informal, existen cuidadores profesionales como los que puedes encontrar en Familiados, que te ayudan a tomar un respiro, a planificarte y resolver imprevistos.
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Índice de contenidos
Decálogo del cuidador, qué tener en cuenta
No te pierdas nuestro decálogo del buen cuidador y sigue estos consejos para que puedas transmitir todo tu afecto y cariño a tu ser querido.
Gestiona las emociones
Los cuidadores van subidos en una montaña rusa de emociones. A veces se está arriba y otras abajo, y hay que aprender a gestionar esas emociones para que después no pase factura y repercuta en tu día a día.
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Fuerza y ánimo
Más allá de las emociones y estar fuerte mentalmente, hay que prepararse para estarlo también físicamente. La fortaleza en todos los aspectos hará que no flaquees y puedas reponerte a esos momentos de soledad, angustia o miedo.
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Aprender a pedir ayuda
Hay dos cosas que nos cuesta mucho a las personas. Una es decir «no», y la otra es aprender a pedir ayuda. Precisamente por esto último, porque creemos que somos capaces de hacer todo por nosotros mismos y evitar por otro lado el sentimiento de culpabilidad, podemos caer en una espiral negativa que no te ayude a ti ni a tu familiar.
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Cuida también de ti
A la hora de cuidar de otra persona, es imprescindible atender a tu propia salud. De lo contrario no podrás seguir ejerciendo de cuidador, con la problemática o riesgos que puede acarrear si por ejemplo contraes algún tipo de enfermedad o te lesionas.
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Empatía
Si decides ejercer como cuidador, tienes que ponerte en la posición de la otra persona y mostrar empatía. Una sonrisa cuida mil veces mejor que un mal gesto, y la comprensión de la situación que vive la otra persona es esencial para que exista una buena armonía.
Paciencia
La paciencia es una característica que debes trabajar y tiene que incluirse en el decálogo del cuidador. Hay que olvidarse del ego y la mejor manera de mostrar la empatía que te hemos descrito anteriormente es sustituyendo los suspiros por paciencia. Piensa en el cariño que tienes hacia esa persona y ofrece amor en vez de reproches. La convivencia será mucho más llevadera.
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Comunicación fluida y saber escuchar
Una buena comunicación es la clave para entender cómo se siente y qué necesita la persona que estás cuidando. Por otro lado, el hecho de tomar tu tiempo para escuchar sus inquietudes y miedos le reconfortará enormemente. Porque, en ocasiones, la mejor manera de cuidar de otra personas es simplemente estando a su lado.
Ten cuidado con los accidentes
Mantener la seguridad de la persona que cuidas no siempre es posible si no se realizan algunos cambios de mobiliario o de rutinas. El primer factor que debes tener en cuenta es la edad de tu familiar, sin olvidarte de entender cuál es su estado de salud y necesidades en su cuidado.
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Mostrar generosidad
Para cuidar hay que mostrar generosidad hacia la otra persona. Sin importar la situación que te encuentres, esa generosidad hará que transmitas calma y confianza. Con esos valores, la dinámica en el cuidado será mucho más gratificante y recíproca.
Fortalecer tus habilidades sociales
Hay muchas personas involucradas alrededor del cuidado de personas. De ahí que sea necesario que fortalezcas tus habilidades sociales para facilitarte la relación tanto con tu ser querido como con el resto de familiares y profesionales de la salud. Para ello, haz uso de tu simpatía y mide bien tus palabras a la hora de dar tu opinión de modo que no parezca ofensiva.
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