Los cachorros humanos llegamos al mundo desvalidos, incapaces de sobrevivir sin el cuidado de nuestros padres. Grabada en nuestro genoma está la necesidad de cuidar para poder proliferar como especie.
Todos los seres humanos somos, por tanto, cuidadores por naturaleza. Todos vamos a tener que ser cuidados en algún momento de nuestra vida y, consecuentemente, todos vamos a tener que cuidar en algún momento de nuestra vida. Tan inherente es a la condición humana, que durante milenios se ha desarrollado como parte de la vida cotidiana de los grupos humanos, sin que por ello destacase. Cuando hablamos del desarrollo de la humanidad hablamos de grupos de cazadores, recolectores, agricultores… Hablamos de guerras, soldados, religión, industria, ciencia, arte… Pero no hablamos de cuidar.
Cuidar es simplemente una cosa que los humanos hacemos, tan natural como hablar, respirar o andar. Y sin embargo no habría sociedad humana si no hubiera gente que cuida. Si los seres humanos no fuéramos, sobre todo, cuidadores.
Es sólo en los últimos siglos que la actividad de cuidar ha empezado a verse como una actividad especializada. Inicialmente en el ámbito de la medicina, con el cuidado de los enfermos, después en la educación y crianza infantiles, y finalmente en el cuidado de las personas mayores. Y es sólo en los últimos 20 años que empezamos a entrever la magnitud de lo que supone cuidar para una sociedad como la nuestra. Cómo algo que ha estado tan integrado en las vidas de las sociedades que nos precedieron, se empieza a convertir en un problema de índole global que los países más desarrollados, con poblaciones más envejecidas, no tienen claro cómo afrontar.
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Carta abierta a las cuidadoras y cuidadores de Familiados
Todos los humanos somos cuidadores, por naturaleza. Un humano medio que se reproduzca, pasa cuidando más o menos el 60% de su vida, y siendo cuidado más o menos el 40%. Así que cuando celebramos el día de las personas que cuidan, aunque automáticamente pensamos en las personas que cuidan hoy, ahora, en realidad estamos celebrando a nuestra especie.
Siendo justos deberíamos celebrar el día de las mujeres que cuidan. En pleno siglo XXI la tarea de cuidar sigue recayendo muy mayoritariamente en las mujeres de nuestra sociedad. Aceptando la génesis tribal de ese reparto de tareas, hora es ya de aplicar las necesarias correcciones y repartir la carga que nos toca de la manera equitativa. Injustificablemente, seguimos retrasando ese reparto.
Consecuentemente, en el día de las personas que cuidan nuestro reconocimiento especial es para las mujeres, sin las cuales no habría una sociedad que cuidara.
Ahora bien. Siendo este tema tan importante… ¿Qué estamos haciendo para mejorarlo? La respuesta es… Más bien poco. Cada vez tenemos menos tiempo para cuidar. Cada vez tenemos más presión para ser profesionales de éxito, para divertirnos, para consumir. Cada vez tenemos menos pausa, más estrés.
Y cada vez nos apoyamos más en una red de cuidadores profesionales que nos ayudan a llegar donde no podemos. A cuidar a nuestros hijos, a nuestros padres, a nuestros enfermos. Que se encargan de que las cosas vayan bien, que engrasan los mecanismos de nuestra sociedad para que las cosas puedan seguir ocurriendo. Que cubren los huecos, que solucionan los imprevistos. Que se encargan.
Es a estos profesionales a los que, desde Familiados, queremos ensalzar especialmente este año. Y como son mayoritariamente mujeres, lo haremos en femenino.
Gracias a todas las que hacéis de la labor de cuidar, vuestra forma de vida. Gracias por conseguir, con vuestro trabajo, que los demás podamos seguir funcionando. Gracias por encargaros de nosotros con cariño, con dedicación, con alegría y con profesionalidad. Gracias por sonreírnos siempre, por abrazarnos, por acariciar a nuestros padres y a nuestros hijos. Gracias por cocinarnos, por limpiarnos, por curarnos, por atendernos. Gracias por estar disponibles esos días que nadie más podía. Por contestarnos al teléfono siempre, y por estar. Por estar. Por ser vosotras. Gracias.
Y perdón. Perdón por ser demasiado exigentes, por no ser amables a veces, por no entender. Perdón por pagaros mal, por no protegeros, por no reconoceros. Perdón por no entender y no hacer entender que no se trata de celebraros hoy. Que hay que celebraros cada día.
Es hora de pelear por unas condiciones dignas en el colectivo de personas más importante de nuestra sociedad. Los que cuidan. Y es hora de que lo hagamos todos, no sólo ellos. En Familiados vamos a portar esa bandera convencidos de que cuidar no sólo es la actividad social más importante. Es también, sobre todo, la más humana.
Con cariño,
Ernesto Bravo, CEO de Familiados.