Nuestra sociedad está viviendo cambios a pasos acelerados y, debido al envejecimiento de la población, uno de los cambios más destacados es el del cuidado de personas. Es hora de reflexionar y cambiar de actitud, de forma que podamos desarrollar entre todos una ética del cuidador que sirva para una mejor empatía y bienestar.
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Qué es la ética del cuidador
La ética del cuidador no es otra cosa que el respecto hacia los derechos de la persona que cuidas. Se trata de una corriente de ética contemporánea, cuyo objetivo del cuidador debe centrarse en conseguir que la persona cuidada tenga un propósito de vida con el que se sienta realizada y mantenga durante su vida. Esto es, empoderar a la persona cuidada para subir su autoestima.
Para ello, hay cuatro pilares en los que se debe basar el cuidador:
- Habilidades técnicas en el cuidado, que se pueden ir aprendiendo progresivamente.
- Condiciones y reglas.
- Respeto y empatía hacia la persona que cuidas.
- Compromiso.
El inmenso valor de la ética del cuidador
El cuidado de personas es un trabajo muy sensible y relevante. Muchas de las personas pueden ser dependientes, lo que implica que necesitan la ayuda del cuidador para el día a día. Este hecho se hace más evidente en las personas mayores, que conforme avanza su edad van perdiendo capacidades y necesitan ayuda externa puntual o continua para las tareas diarias.
Esta reflexión nos lleva a hablarte de esa soledad no buscada de las personas dependientes que necesitan un cuidador. Se da la situación que esas personas a menudo van perdiendo paulatinamente las ganas de vivir. Y aquí es donde el cuidador juega un papel muy importante, dado que para combatir ese pensamiento tiene que conseguir que la persona a la que cuida se sienta útil y realizada.
Las dos caras de la moneda en la ética del cuidador
La relación entre la persona atendida y el cuidador es estrecha, en la que se pone de manifiesto la vulnerabilidad que sufren ambas partes. El rol del cuidador hace que se le vea como una persona fuerte y siempre disponible, pero a veces nos olvidamos de todas esas limitaciones a las que se enfrenta diariamente. De ahí que queramos hablarte de ellas para que entiendas mejor ese otro lado que no se ve, como pueda ser en la ética del cuidador domiciliario:
- Estrés.
- Dificultad para mantener la paciencia.
- Cansancio que se acumula.
- Ser consciente de los defectos en el cuidado o de su propia fragilidad.
- Hacen suyo el sufrimiento de la persona atendida.
- Frustración por no poder ofrecer siempre el bienestar deseado a su ser querido.
- Cambios de humor repentinos.
Recomendaciones para seguir una buena ética del cuidador
Vista la importancia de la ética en el cuidado, creemos oportuno darte unas recomendaciones para poder ejercer tu labor de una forma que te beneficie a ti así como a la personas que cuidas. ¡Esperamos que te sirvan estos consejos!
- Modificar aquellas actitudes o acciones que perjudican tanto el bienestar del cuidador como el de la persona cuidada.
- Promover la autonomía física e intelectual de las personas a tu cargo.
- Presta atención al cuidado del cuidador.
- Tratar con afecto y delicadeza a la persona que cuidas.
- Proporcionar un buen trato a la persona que se cuida.
- Escuchar atentamente a la persona que se atiende.
- Además de escucharle, también debes saber darle voz para entender sus necesidades e inquietudes.
- Saber identificar el sufrimiento de la persona que cuidas.
- El hecho de que como cuidador compartas tu experiencia con otras personas hará que aprendas de tus logros y errores.
- El cuidador debe tomarse momentos de descanso. De lo contrario puede acabar sufriendo el síndrome del cuidador quemado.
Fotografía – freepik
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