El Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI), por medio de un estudio elaborado en julio, denuncia la barrera existente para las personas con discapacidad auditiva a la hora de utilizar el teléfono de emergencias 112. Se violan algunos derechos fundamentales, como puede ser el hecho de no poder ser atendidos por medio del lenguaje de signos.
El CERMI evidencia la falta de uso de las nuevas tecnologías, un simple gesto con el que las personas con discapacidad auditiva podrían verse beneficiadas de manera evidente. Actualmente, la manera de ayudar a este colectivo es mediante el aviso de sms, faxes y diagramas. Algo, sin duda, que todavía excluye a estas personas.
Esta reclamación social se encuentra de rigurosa actualidad. Sin ir más lejos, todavía nos hacemos eco de la denuncia de la semana pasada de Juan José Aguilera, una persona sorda que tuvo que esperar 7 horas en urgencias de un hospital de Almería por el simple hecho de no haber escuchado el mensaje por megafonía. Es indudable que, en pleno siglo XXI, estas situaciones no deberían ocurrir. Y por esta razón todas las organizaciones implicadas en la lucha por la igualdad debemos aportar nuestro granito de arena para no volver a vivirlas.
Otro de los problemas que se encuentran los usuarios con discapacidad auditiva es el hecho de que las comunidades autónomas que gestionan el teléfono 112 solicitan un registro previo. De esta manera es como les atienden por mensaje de texto pero, a cambio, cualquier persona sorda no tiene acceso al 112 cuando se encuentra fuera de su comunidad autónoma. Sumado a este rompecabezas, la plataforma de representantes de la discapacidad también recalca que en comunidades como la de Cantabria el teléfono 112 no es gratuito. Algo que, a todas luces, plantea un déficit en la atención a los ciudadanos.
Nos queremos sumar al debate generado por la accesibilidad de las personas con discapacidad auditiva, ya que es un gremio al que le cuesta tener las mismas oportunidades que al resto de personas. Se debe, y se puede porque es algo factible y porque nos hace avanzar como sociedad, mejorar la adaptación de estas personas con problemas auditivos. Gracias a esas nuevas tecnologías pendientes de integrar en el día a día de estas personas, se podría lograr algo tan básico como la interlocución en igualdad de condiciones.
La voz de los que menos oyen es, precisamente, la que más alta y clara deberíamos recibir.
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