Libertad Pérez, encargada de desarrollo social en Familiados, nos cuenta cómo su trabajo ha servido para encontrar más de 400 profesionales para sustituir a trabajadores de residencias infectados por el coronavirus.
Ademas, Mónica Arca, auxiliar de enfermería y cuidadora de Familiados, nos cuenta su experiencia tras haber sido contratada en una residencia para hacer frente a la crisis.
«Esta pandemia ha servido para unir a todas las entidades que trabajan en el sector y sacar lo mejor de muchas personas»
En su trabajo no utiliza una bata blanca, ni guantes y mucho menos gafas protectoras. Pero gracias a sus jornadas interminables pegada al teléfono y a su portátil consigue que centenares de personas mayores de residencias de toda España puedan seguir siendo atendidos y cuidados en un momento en el que ni tan siquiera pueden recibir visitas de sus familiares. El puente entre esos centenares de profesionales y los usuarios de las residencias es Libertad Pérez, encargada de desarrollo social en Familiados.
Desde que empezó la pandemia, Libi, junto con el resto del equipo, dedica el día a encontrar a residencias de todo el país con problemas de personal, y ayudarles a encontrar sustitutos a través de la base de datos de 12.000 profesionales de Familiados. Y ya ha ayudado a medio centenar de residencias de toda España para buscar más de 400 profesionales. Son estudiantes de enfermería, enfermeras, auxiliares o técnicos de atención a la dependencia.
En estos momentos tan dramáticos, trabajar en una residencia supone mucho más que prestar servicios sanitarios. “Vemos a diario cómo se desviven. Sufren o lloran de alegría cuando el trabajo les da una tregua. Nuestra labor es ahora mismo dura e intensa, pero al mismo tiempo bonita. Tengo la sensación de que ayudamos de verdad, y eso compensa las horas largas y muchos sinsabores”.
Antes del 14 de marzo, cuando Pedro Sánchez anunció el estado de alarma, Libi solía hablar con residencias diseminadas en toda la geografía española para ayudarles a encontrar profesionales que acompañasen a los usuarios a sus consultas médicas o a realizar trámites fuera de la residencia. En Familiados, de hecho, hicimos un acuerdo con Lares el pasado mes de enero, para poder trabajar con sus más de 1.000 centros.
Pero a partir del lunes 16 todo cambió…
“El jueves 12 de marzo, de pronto dejaron de solicitarse servicios de acompañamiento. Casi de golpe. Lo esperábamos en realidad: ya el día 10 habíamos decidido empezar a ayudar a cubrir sustituciones, porque lo veíamos venir. Pero aun así fue duro para nosotros ver cómo, de pronto, nuestra actividad principal no funcionaba.”
“A partir de ahí, la semana del 16 fue muy difícil, hasta que conseguimos entender cómo podíamos ayudar de manera eficiente. Encontrar cuidadores de larga duración no es nuestra labor habitual, y no teníamos las herramientas. Pero nos pusimos las pilas, cambiamos nuestra forma de funcionar, y al final de esa semana ya estábamos consiguiendo ayudar. Ahora tenemos un sistema que funciona bien, y dentro de nuestras posibilidades, creo que estamos ayudando mucho”.
“Al principio resultaba frustrante ver que en algunos casos simplemente no era posible ayudar. Simplemente no había profesionales disponibles, no se podía hacer nada… Me ha costado entenderlo, pero ahora intento quedarme con la parte positiva, todas aquellas residencias y personas a las que sí hemos ayudamos y hemos mandado personal, o a todos esos profesionales a los que ayudamos a encontrar trabajo. Es reconfortarte ver cómo te lo agradecen y el alivio que sienten”.
El lado bueno
En este contexto, una de las primeras decisiones que tomamos el equipo fue abrir de manera gratuita nuestra base de datos con más de 12.000 registros de cuidadores a todas las residencias y centros hospitalarios. Pero nuestro esfuerzo no quedó ahí. “Te desvives por ayudarles en todo lo que puedes. Después de estas semanas hemos entablado una relación de confianza con los directores de las residencias. Todos los centros están trabajando para dar el mejor servicio posible y hacer que esta situación sea menos dura. Por eso, nos agradecen el esfuerzo que estamos haciendo.”
“Me gustaría hacer mucho más. Es verdad que existe miedo y preocupación por ir a trabajar a una residencia, pero de toda esta situación me quedo con todo lo bueno. Esta pandemia ha servido para unir a todas las entidades que trabajan en el sector y sacar lo mejor de muchas personas. Muchos estudiantes de enfermería están dando un gran ejemplo. No dudan en ir a trabajar de un día para otro. Quieren ayudar, les da igual infectarse, piensan que son jóvenes y que lo superarán”.
Si en algo pone énfasis Libi, es en la excelente labor que están desarrollando todos los profesionales del sector. “Siempre han estado ahí. Incluso cuando no había COVID-19. No solo se exponen al riesgo de infectarse sino a la enorme carga emocional que están soportando estos días. Espero que cuando esto pase, no caigan en el olvido.”
“Por nuestra parte, la búsqueda de profesionales y el trabajo no termina. Siempre contactamos centros nuevos y, con los que trabajamos, siguen buscando constantemente. De momento, esto es así”.
“Estoy bien, no tengo miedo”
Mónica Arca Ena es una de las auxiliares de enfermería que, a través de Familiados, está trabajando en una residencia navarra desde el pasado 27 de marzo. Ella desempeña su labor en una planta donde buena parte de los residentes están infectados por COVID-19. “Estoy bien, no tengo miedo. Intento dar mucho cariño a todos los residentes. Ahora están solos y en estos momentos tan complicados y de incertidumbre para ellos no pueden recibir visitas. Por eso, nuestro trabajo ahora mismo es fundamental”, explica.
Desde que se decretó el estado de alarma, Mónica confiesa que ha recibido un buen número de ofertas de trabajo. “Familiados está haciendo una gran labor. Ahora hay una demanda de profesionales en el sector. Prácticamente me están llamando a diario desde diferentes residencias para trabajar.”
También te puede interesar leer:
Enfermeras a domicilio
Coronavirus COVID-19
Coronavirus en personas mayores