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Cómo ir a la piscina con bebés de forma segura

El calor y el verano vienen de la mano. Para combatir las altas temperaturas, una de las formas que más utilizamos es la de ir a la piscina para refrescarnos. Si acabáis de ser padres, con este artículo pretendemos hablaros de la manera de ir a la piscina con bebés de forma segura.

Al ser padres, sobre todo primerizos, es normal hacerse preguntas. Todo es nuevo y lamentablemente no hay un manual de instrucciones para ser padres. Por eso, hay preguntas como cuándo poder empezar a ir a la piscina con mi bebé, cómo quitarle el miedo o cómo mantenerlo seguro que vamos a tratar de resolver.

¿Desde cuándo puede ir el bebé a la piscina?

No hay una regla estricta, pero se recomienda esperar hasta los 6 meses de edad. Por un lado, no es bueno trastornar sus horas de sueño ni las tomas alimentarias. De igual modo, las piscinas contienen cloro y no es bueno que los bebés más pequeños entren en contacto con él. Hay que pensar que son muy jóvenes y la piel puede tener reacciones alérgicas que le pueden afectar.

De todas formas, con estos datos no implica que no puedas llevar a tu bebé a la piscina para que se familiarice con el agua. Es más una recomendación referente a meter su cuerpo entero al agua.

¿Cómo mantengo a mi bebé seguro en el agua?

Antes de meter a tu bebé en el agua, y para evitar sustos, debes conocer cómo mantenerlo seguro. Te contamos los puntos más importantes:

Asegúrate de que la piscina esté lo suficientemente caliente. Si es necesario, pide a los socorristas de la piscina que revisen la temperatura. Para tu información, decirte que los bebés necesitan una temperatura de aproximadamente 30 o 32 grados. De ahí que lo recomendable es ir a piscinas cubiertas o a piscinas exteriores los meses más calurosos. Una vez comprobada la temperatura, mete a tu bebé en el agua hasta que llegue a sus hombros y haz que esté en movimiento para que se mantenga caliente.

  • Los bebés pierden calor más rápidamente que los adultos, por lo que no deben permanecer en la piscina por mucho tiempo. Tan pronto como lo veas temblar, sácalo de la piscina y arrópalo para secar su cuerpo y para que entre en calor.
  • Las primeras veces que vayas a la piscina no estés más de 10 minutos con tu bebé. Después puedes ir incrementando hasta los 20 minutos. En el caso de que tu bebé tenga menos de un año, limita su tiempo en el agua a 30 minutos como máximo.
  • Usando la lógica, si tu bebé tiene un resfriado fuerte, fiebre o parece estar mal, no vayas a nadar. Por otro lado, tu bebé no debe ir a la piscina con un virus estomacal. Y, al mismo tiempo, hasta no haber pasado 48 horas sin síntomas tampoco debes ir a la piscina con tu bebé.
  • Si tu bebé tiene problemas en la piel, consulta con el pediatra para asegurarte de que el cloro no lo irritará. No obstante, siempre es bueno duchar al bebé con agua para quitarle el cloro después de nadar. Para que su piel no se resienta, después de secar bien a tu bebé aplícale crema hidratante en todo el cuerpo.
  • No importa si el agua no cubre a tu bebé o si está encima de un flotador. Depende totalmente de ti, por lo que no debes descuidar su atención en ningún momento.
  • Evita las horas de mayor calor y protege su piel con crema solar de protección 50 así como con prendas que le protejan de los ultravioletas.
  • Un buen gorro solar que cubra cabeza y nuca es muy importante.
  • En piscinas donde también se bañen otros niños y adultos procura colocarte en alguna de las esquinas, siempre y cuando veas que no hay otros bañistas que pueden caer accidentalmente sobre tu bebé. En estos casos una buena idea es avisar con antelación al socorrista para que esté al tanto.

 

 

Cómo quitar el miedo al agua a mi bebé

A veces, los padres somos los que tenemos más miedo al agua que nuestro propio bebé. El verlos indefensos unido a que el agua no es nuestro medio, hace que sintamos aprensión con nuestro bebé. No obstante, si tomamos el contacto del agua como un divertido juego, se puede aprender a disfrutar todos juntos.

Te dejamos con algunas recomendaciones:

Por un lado, una de las principales reglas es la de no entrar al agua con nuestro bebé en brazos. Para que no sea un proceso traumático, más si cabe las primeras veces, lo ideal es familiarizar a nuestro bebé con el agua. Para ello no hay que meterlo al agua de golpe, de ahí que podemos jugar con él e ir mojando su cuerpo poco a poco. Nada mejor para hacerle pasar un buen rato que llevar su juguete favorito cuando le das un baño.

Con el agua no hay que tener prisa. Hay bebés que al poco tiempo ya no quieren salir del agua, pero hay otros que son más reacios. Lo que sí es común en todos los bebés es que se encuentran en continuo desarrollo y aprendizaje. Con juguetes u objetos que floten en el agua les ayudaremos a fomentar su psicomotricidad. De nuevo, recordarte que la manera más eficaz de que no tengan miedo al agua, es que se diviertan. Las sonrisas serán el mejor antídoto para ello que, unido a un buen ambiente, harán que la experiencia de la piscina sea algo que quieran repetir.

 

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