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Señales de alerta para detectar el bullying en el hogar

Comienzan las clases y, además de volver a ver a los amigos después del verano, vuelve a las aulas un problema muy serio para todos: el acoso escolar o “el bullying”. La prevención es clave para atajar el acoso escolar, algo en lo que la familia tiene mucho que ver. Ante el menor síntoma, los padres deben tomar cartas en el asunto.

Hay que tener muy en cuenta que el acoso escolar no es un juego inocente y no son cosas de niños: es acoso escolar. Constituye una violación grave de sus derechos, degrada su dignidad como ser humano y puede tener unas secuelas difíciles de reparar en el devenir vital del individuo.

El acoso escolar es una de las peores cosas que puede vivir un niño. Cualquiera puede ser el elegido, por ser diferente del resto o precisamente por no serlo.  Lo que sí tienen en común quienes lo sufren es que suelen mantenerlo en secreto y muchas veces los padres no se enteran de lo que está sucediendo hasta que es demasiado tarde y el daño al niño ya está hecho.

¿Cómo detectar si mi hijo sufre acoso escolar?

La comunicación es la clave. Es importante que desde que son pequeños preguntemos cada día a nuestros hijos cómo les ha ido en el colegio, que nos preocupemos por lo que hacen, saber con quién se relacionan y juegan en los recreos, quiénes son sus amigos, si sufren burlas o si tienen motes.

Los padres siempre deben escuchar y apoyar el relato del niño. No deben quitar importancia al asunto, ni culpar a la víctima.


La tendencia natural del niño es la de ocultar el acoso porque le da miedo, porque está amenazado o porque cree que ya pasará. Debido a esta conducto, el niño evita contar la verdad. Por eso, si empieza a omitir información sobre el colegio lo tenemos que tomar como una señal de alarma. Los niños pequeños de entre 5 y 7 años evitan pronunciar el nombre de los acosadores según explican los expertos, porque nombrarlos es como si los trajeran a la realidad.

Una de las primeras señales de que el niño tiene un problema son los cambios en su comportamiento que se van dando muy lentamente y van afectando a su personalidad. Hay, no obstante, algunas actitudes comunes entre los niños que sufren este tipo de acoso que se acaban manifestando tarde o temprano. Podrás detectarlo en los menores cercanos a ti cuando:

  • Notes un especial cambio de conducta en el niño/adolescente.
  • El niño no quiere asistir a clase.
  • Omiten información sobre el colegio.
  • Sufre el llamado Síndrome del domingo por la tarde.
  • Notas que tiene golpes y moratones injustificados.
  • Muestra un alto grado de irritabilidad y nerviosismo.
  • Experimenta cambios de carácter.
  • Presenta tristeza injustificada.
  • Deja de salir con los amigos y prefiere quedarse en casa.
  • Pérdida de objetos o pérdida del dinero.
  • Padece cefalea y dolores abdominales.
  • Deja de participar en actividades.
  • Habla menos y de repente decide no contar absolutamente nada.
  • Se ha vuelto más introvertido.
  • Está más sensible, llora más o se enfada con más facilidad.
  • Come menos y pierde peso.
  • Le notas desilusionado y parece que ya no tiene los mismos intereses.
  • Saca peores notas.
  • No cuida su aspecto físico.
  • Tiene ataques de ansiedad.
  • Transmite más agresividad. Y es más violento en casa.

 

El acoso escolar digital


Cuando el acoso escolar llega por medio de las nuevas tecnologías, tanto padres como profesores tienen más problemas para detectarlo. El ciberacoso no da tregua, ya que no termina al llegar a casa. A veces, de hecho, es el comienzo.

Ahora mismo no vale con estar integrado en un grupo social, puesto que si nuestros hijos no se integran con sus amigos en el mundo virtual pueden acabar padeciendo un acoso igual o peor del que reciben físicamente. Por eso es importante que los padres tengan acceso a su móvil, al correo y a los perfiles sociales para comprobar que la relación de sus hijos transcurre con normalidad

Si no sabes cómo es tu hijo en realidad, no serás capaz de ver los cambios en él.