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La solidaridad en tiempos de Coronavirus

José Ángel Palacios, director de comunicación de la ONG Grandes Amigos, nos abre las puertas de la organización, para explicar cuales son las funciones principales, además de hablar de cómo han vivido el confinamiento provocado por la crisis del coronavirus.

Con casi dos décadas de vida, Grandes Amigos es una organización no gubernamental con delegaciones en Galicia, Madrid, Euskadi y Cantabria.

Entrevista a José Ángel Palacios, director de comunicación de la ONG Grandes Amigos

«Durante la crisis de la COVID-19 hemos recibido una avalancha de solidaridad»

 

¿Qué es lo que hace la ONG Grandes Amigos?

Somos una entidad sin ánimo de lucro que desde hace más de 17 años proporciona compañía y afecto a las personas mayores que se sienten solas. Lo hacemos a través del voluntariado, de redes vecinales de apoyo mutuo, actividades de ocio y también de socialización. Con todo ello lo que intentamos es regenerar la red social de las personas mayores, para intentar mejorar su bienestar y su salud. Tratamos de facilitar la participación de personas mayores en su entorno, con las personas cercanas, en su barrio, en la sociedad en general y que toda la sociedad se enriquezca. Además de todo esto, también hay una parte de lucha por los derechos humanos y contra los estereotipos y los edadismos.

 

¿Cómo ha sido vuestra evolución como ONG desde su nacimiento?

Ha sido bastante progresivo. Empezó como un proyecto de un grupo de jóvenes que habían tenido esa experiencia con personas mayores en Francia. Luego lo empezaron a hacer en Madrid en el barrio de Prosperidad. Entonces vieron que hacía falta extender esa labor en una ciudad como Madrid y en la sociedad española. Poco a poco se le dio forma de ONG y fue llegando a nuevos barrios, distritos, ciudades… Así hasta llegar a lo que es hoy Grandes Amigos, una fundación que está en Madrid, Galicia, País Vasco y Cantabria.

Lo importante es que seguimos con la misma filosofía, la de generar vínculos afectivos desde la proximidad, la cercanía y la vecindad. Hemos priorizado siempre la calidad, ante la cantidad. Hoy en día más de 1000 personas voluntarias forman parte de Grandes Amigos y acompañando a más de 1000 personas mayores.

 

¿Cuál es el organigrama de la ONG?

En la organización trabajamos entorno a 20 personas. Dentro de este organigrama destaca el área social, compuesta por una gran diversidad de perfiles. Nuestro equipo lo integran trabajadores sociales, psicólogos, educadores sociales y demás perfiles. Ellos son los que hacen ese trabajo de campo, que consiste en conocer a cada persona mayor que nos solicita ser acompañada. También el conocer a los voluntarios, para luego poder encajarlos entre ellos, de la forma más adecuada. Esto nos permite que, cuando pongamos a una persona mayor en contacto con un voluntario, sepamos que hay un trabajo previo, para que la relación pueda ser duradera y de calidad. Además del seguimiento que se les hace, se les va acompañando al principio de la relación y luego hay un constante seguimiento.

Lo que intentamos es centrarnos en esa parte de preferencias, gustos, de las dos personas, especialmente en las de la persona mayor. Normalmente suele ser un acompañamiento semanal, estas dos personas quedan para charlar, tomar un café o dar un paseo. A parte de esa relación semanal entre dos personas, las integramos en el equipo de acción. Es un grupo de personas mayores y voluntarias del mismo barrio o distrito. Incentivamos así la autogestión y la máxima participación de las personas.

 

¿Ha crecido el número de voluntarios durante la crisis de la COVID-19?

Mucho. Hemos recibido una avalancha de solidaridad. Mucha gente se ha ofrecido para el acompañamiento telefónico, que es un servicio nuevo, que ha venido para quedarse. Con el objetivo de poder atender a personas de otras comunidades. Desde que empezó esta crisis de la Covid-19 hemos tenido que rediseñar nuestra actividad. Readaptándonos a cada fase del confinamiento y desescalada. Ahora estamos recuperando las visitas presenciales, desde la libertad de las personas que participan. Intentamos que se sientan cómodas y siempre bajo las recomendaciones de seguridad. En todo momento hemos ido informando a los voluntarios y personas mayores de cuales eran las recomendaciones básicas. Ahora poco a poco y en función de cada territorio, se están produciendo los primeros encuentros físicos.

 

¿Tenéis algún proyecto a corto plazo?

La intención es continuar con el mismo modo de funcionar. Priorizando sobre todo que el proyecto sea sostenible y que esté centrado en la calidad de la persona mayor. También afianzar la colaboración con las entidades públicas, que es lo que nos permite llegar a muchas personas mayores que hoy nos necesitan. El éxito de este proyecto es que se ha basado en esa forma de colaboración y tejer redes. En una sociedad tan individualista, son muy importantes las redes vecinales. Es una manera muy saludable para prevenir los efectos de la soledad, pero sobre todo también de naturalizar esa convivencia con las personas mayores.

 

¿Qué es lo que más te ha llamado la atención en estos 17 años, trabajando con personas mayores?

Se trata de un hecho reciente. Aunque todos hemos pensado que durante esta crisis de la Covid-19 las personas mayores lo han pasado muy mal, son las primeras en saber aguantar y relativizar lo que nos ha ocurrido. Me ha llamado la atención las lecciones que nos están dando las personas mayores durante esta crisis, de sobrellevar esta situación. Es algo que nos venían mostrando, esa resiliencia. Como a pesar de verse todos los días en el foco de la noticia, han demostrado ser las personas más disciplinadas y cumplidoras.

 

Las personas mayores han sido las principales víctimas del COVID-19. En España, hay más de 2 millones de personas mayores que viven solas. ¿Quieres ayudarlas? Te animamos a que dones en Grandes Amigos, para combatir su soledad, mejorar su bienestar y luchar por sus derechos.

 

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